viernes, 15 de agosto de 2008

Tenis Olímpico



No se si volveremos a salir con un oro en juegos olímpicos. Contra Nadal, González la tiene difícil. Muy dificil. Pero, la verdad, es que no me muero si pierde, porque si lo hace jugando como en semifinales, no es que haya perdido sino que merecían ganarle. Es que así es el tenis, por eso me gusta más que el cualquier otro deporte. El resultado no se lo lleva otro que el que juega mejor, el que logra ganar el último punto cuando tiene match point a favor después de dos, tres y hasta cinco sets de trabajo. ¿Cuántas veces se ha dicho que un partido de fútbol no lo ganó el equipo que merecía ganarlo? Y luego empieza la típica disputa, que da lo mismo como se gana, que el equipo hizo su negocio y se llevó un puntito de visita, y así. En tenis eso no existe, como González y Blake demostraron en una exhibición impecable, de esas que se ven sólo en las más grandes justas, Grand Slams, Copa Davis, Juegos Olímpicos.

Hice un esfuerzo para quedarme hasta las cuatro de la mañana aguantando para ver la transmisión en directo del partido. No pude aguantar con la sucesión de clavadistas que pasaban por la tele a eso de las tres y cuarto. Lindo espectáculo, pero eran las clasificaciones nomás. Hasta un guatazo terrible se pegó una de las participantes.
Como a las ocho y media desperté (o me despertaron), avisándome que Fernando González acababa de vencer a James Blake, séptimo del ranking ATP y quien en cuarto de final le había ganado nada menos que a Roger Federer en dos sets. Feliz con la noticia me puse a ver la retransmisión del partido (2-2 iban en el primer set) a remolones. Aquí apreto el botón de forward para adelantarme una hora y media en el lance, hasta el momento clave. González está sirviendo con la cuanto 0-40, 5/6 en el tercer set. Ya sabía quien ganaba, pero no podía creerlo. Los pormenores no me los había contado nadie. El Feña se sacó tres puntos de partido con un coraje impresionante que se ve en pocas ocasiones, justificando el valor de las olimpiadas, más allá de que en tenis, deporte millonario, lo único que se juega es el honor, las medallas y los puntos ATP. Si no me falla la memoria, dos winners tremendos lo sacan de esa terrible situación. Sabía el resultado y vme estaba comiendo las sábanas. Creo que cualquier persona habría estado igual, fuera chileno, estadounidense, chino, italiano o lo que sea. Cómo habrán estado los espectadores. 6/6 queda la cuenta en el útimo set, sin tie break. Siguen dándose duro, Blake nos deleita con una "gran Willie" y Gonzo con sus passings y derechos invertidos. Solabarrieta, a estas alturas un personaje de la TV que se caricaturiza a sí mismo con frases del tipo "González dibuja con tinta china en Beijing" (me lo imagino anotando en un block esas oraciones antes de dormise, buscando una lírica que ni se acerca a la emocionalidad de Carcuro), está extasiado con cada uno de los aces del Bombardero de la Reina. Y yo, ya no me asusto cuando veo a González jugando el revés con slice cruzado y profundo, a milímetros de la red, con una paciencia y exactitud que demuestran como a madurado y controlado su juego, esperando para reventar al rival de un derechazo o soprenderlo con un revés plano. Avanzo un poco más. Feña acaba de ganar su saque con un punto discutido por Blake, quién promete por su vida que Gónzález tocó la bola antes de que se fuera larga. La repetición indica que el chileno se avivó (no pude evitar acordarme de como nos robaban los norteamericanos cuando la tenían difícil en una serie de Copa Davis contra Chile, cuándo Blake también fue protagoinsta), pero el primer punto de un juego no decide el partido, tal como reconoció el moreno. A continuación le quiebra a Blake, queda 10/9 sirviendo y con la cuenta 40-0. La final está más cerca que nunca, pero Blake se la juega con tres reveses terribles, devolviendo buenos saques de Fernando y volvemos a sufrir. De nuevo, puede pasar cualquier cosa, porque Blake podría poner dos izquierdos más en la línea y empezamos todo de cero otra vez. Menos mal que me sé el resultado. Recién en el quinto punto de partido se termina definitivamente, James Blake manda a la red un servicio de Feña, ganándose los boletos por Chile a la final, asegurando una medalla de esas que rehúyen nuestra historia. Recién ahora, después de que termina la repetición del partido puedo relajarme (un poco, ante la expectación del último partido). Televisión Nacional no se aburre de mostrar a Fernando González llorando de la emoción y los comentaristas insisten en que jamás lo habían visto así. Porque por Chile, hasta Mano de Piedra llora. Es que son lo Juegos Olímpicos, una vez cada cuatro años, sin dinero de por medio, por el honor y el reconocimiento del mundo.
Gracias Blake. Gracias Fernando, nos vemos el domingo. Esta vez si que no me quedo dormido.