miércoles, 12 de agosto de 2009

Todo lo demás

X e Y han mantenido una relación por un tiempo prolongado, pero algo incontrolable y superior impide que esta se mantenga, prosiguiendo su evolución de manera favorable. A propósito de esta imposibilidad uno de ellos, el responsable, hace entrega de algo valioso a su complemento en esto, Z. El contenido de Z revela cosas que sólo quien lo entrega conoce, aspectos de su más profunda intimidad y que no compartiría con nadie más que con su recipiente. Ante esto, que puede tanto ser tomado por un acto valioso como por uno miserable, la respuesta recibida consiste en “gracias por Z y por todo lo demás”, agregando una despedida.
En un primer momento el Emisor, también denominado responsable y a quien en adelante llamaremos tan sólo E, interpreta esta respuesta como una reacción positiva, cuyo significado se acerca a mantener una relación de cordial amistad, una interacción en que no abunda la tensión ni el desagrado, motivada por el respeto y profundo cariño que siente por el receptor, de ahora en adelante tan solo R. Sin embargo, se intriga por aquello de “todo lo demás”. ¿A qué se refiere R cuando agradece por todo lo demás? E imagina diversas opciones de interpretación, pues esa indeterminada y abierta idea no puede no admitir interpretaciones variadas, al llegar de vuelta a casa, en un momento de mayor lucidez a la habitual, momentos que en él se dan con frecuencia de manera un tanto tardía.
“Todo lo demás” es aquello que se entregó en forma conjunta a Z, un detalle que llamaremos D.
“Todo lo demás” se refiere a aquello que, si bien es secundario dentro de todo el contenido de Z, revela aspectos de gran importancia, esclarecedores tanto de la personalidad de E como de eso que resultaba incontrolable, que terminan por dar sentido a lo que Z significa. Son piezas secundarias, pero imposibles de obviar para comprender el conjunto.
“Todo lo demás” se refiere a todo lo que se relaciona y estuvo relacionado a la historia compartida por E y R. Momentos en común, difíciles y felices, palabras, caricias, todo aquello que se puede imaginar, y también lo inimaginable, en cierto tipo de relación entre las posibles para seres humanos. Esta posibilidad tiene, como una moneda, dos caras, la primera es trágica y explica lo anterior como un montón de cosas insignificantes y que pierden todo valor y sentido una vez que la historia concluye, lo cual ocurre justamente con la cordial, fría y formal frase de despedida que precede a la frase bajo escrutinio; cuando E piensa en ella su pecho se oprime y respira con inhalaciones y exhalaciones breves y contenidas. La segunda opción para este “todo lo demás” tiene un sentido más suave, denota las vivencias como algo positivo, experiencias que se atesorarán, algunas, como sucesos importantes, tal vez hasta trascendentes, con ternura y algo de nostalgia por lo que existió en común.

Es relevante también estudiar brevemente la despedida, esbozada a propósito de la interpretación trágica de la tercera opción. Puede ser como ahí se indicó, una despedida fría y formal, o bien puede ser cariñosa, afectuosa, comprensiva. Podría también ser irónica, alusiva al tono que a su vez E utilizó al momento de su despedida al entregar Z, o bien asemejársele, pero sin mordacidad alguna.

¿Cuál es la utilidad de este ejercicio, este análisis interpretativo? Obsérvese la variedad de significados que puede llegar a tener una palabra, o una frase, ¿cómo alcanzar su verdadero sentido? ¿Cómo llegar a la interpretación correcta, qué pasos se deben seguir, cómo analizar el contexto, el significado evidente, el subyacente? ¿Es siquiera posible?

A propósito de esto son relevantes las consecuencias que implica cada uno de los sentidos posibles, ya señalados algunos, los cuales sin duda no agotan las alternativas.
Para comenzar, debe eliminarse, dada su irrelevancia y nimiedad, el primero, que requiere mucho análisis. El segundo y el tercero son entonces los que presentan mayor importancia. En cuanto a la segunda interpretación de “todo lo demás”, si fuera la real, E estima que sería el reflejo de la valoración que R da al contenido de Z, reconociendo el esfuerzo que implicó tal actividad para E, incluyendo el hecho de haberlo puesto en su conocimiento. Se puede observar que no hay aquí implicancias negativas.
Luego vienen los efectos de la mala versión del tercer sentido de “todo lo demás”. Contrariamente a la anterior, esta implica un cierto grado de desprecio por E, rebajando cualquier apreciación que por éste se tuvo hasta lo más mínimo. En vez de amor o cariño el sentimiento de R hacia E es de rotundo desinterés, interpretando Z como una especie artificio. En cuanto a la segunda versión de la tercera lectura, la reacción de R sería más moderada tras recibir Z, actuando R como una persona más comprensiva y paciente, aceptando aquello que revela su contenido como parte natural y cierta de E. En este sentido se asemeja un tanto a las consecuencias que se asignaron a la segunda interpretación.

Se señaló más arriba que las posibilidades no se agotan en los tres sentidos señalados. Sí, pueden agregarse un cuarto y un quinto, sin que por ello se extingan. El cuarto, que más bien es un no sentido, importa que la respuesta sean sólo esas palabras, sin más vueltas, un agradecimiento y una despedida. “Todo lo demás” se convierte aquí en un misterio intrascendente, no admitiendo lecturas que busquen develar algo oculto tras la superficie de palabras. Sin embargo, tal como sucedió a propósito de la primera interpretación, y a partir del conocimiento que E tiene de R, esta posibilidad debe ser abandonada, ya que normalmente sus actos tienen una intencionalidad cognoscible, sea cual sea su origen y motivación, incluso si fuera un acto arrebatado. El quinto alcance para la expresión relaciona su significado con el mensaje completo como dos elementos separables. En este, “todo lo demás” es una frase camaleónica, que tendrá uno u otro de los significados indicados (preferentemente los de mayores consecuencias), de acuerdo al estado de ánimo o las circunstancias que rodeen la lectura de la misma, al estado de la relación entre E y R, y muchos otros factores que no hay porque mencionar; gracias a su indeterminación o vaguedad permite diversas lecturas sin que ninguna de ellas prefiera a las restantes.

Más arriba se indicaron varias preguntas. No serán respondidas. Pero, sería fácil si pudieran responderse. Sería fácil tener respuesta ciertas para todo, vivir rodeado de certezas. Sería fácil y cómodo, no sería prudente incluir aburrido, pues podría alguien llegar a deducir de esto que sin certezas la vida sería como un entretenido parque de diversiones. Tal vez sea, en vez de eso, emocionante y riesgosa. Así como en este ejercicio se confunden X con Y con E con R con Z, hasta con D, y los términos empleados no indican demasiado algo concreto, abundando los algo cosa aquello eso lo enumeraciones sentido opción o este o lo otro tiempos condicionales pensamientos condicionales, en general conceptos imposiblemente más inciertos, vagos e indeterminados, a los cuales cada lector podrá otorgar el contenido que prefiera o surja espontáneamente, es frecuente que las acciones, susceptibles de diversas apreciaciones, sean capaces de asumir distintos sentidos, o ser dotadas de sentidos distintos según quien lo haga (incluso en los parques de diversiones no son pocas las personas que sufren, sintiendo miedo, padeciendo vómitos y otras sensaciones que se reservan, a veces incluso con vergüenza). Sólo quien la ejecuta puede tener algún grado de conocimiento sobre ella, y certeza tal vez no encuentre sino hasta un momento de claridad, para el resto, el crédito es de lo desconocido. ¿Es esta incertidumbre emocionante? ¿Esa tensión, es placentera o lacerante? Y, cuando se revela verdaderamente el sentido, petrificándose por algún otro hecho o acto, pasando de la indeterminación a ser uno solo y absoluto, ¿qué sigue? ¿Más placer, más dolor, más desconsuelo, más satisfacción?