jueves, 7 de marzo de 2019

R.

Un tomate, el río y tu recuerdo.

Un tomate
Flotando mancha roja a la deriva
Río abajo.
¡Qué productivas las mañanas junto al río!
Como tus labios carmines
Tu boca de fruncir corrido
Y lengua incesante, generosa
En las palabras, las ideas y los gestos,
Aguda y cultivada.
Debiste nacer argentina
Y no repartirte en este país mezquino,
En el habla y en el corazón,
Lleno de cabezas gachas
Y cejijuntos.
Prodigosa y entregada,
Como tu nombre
Levanta las mañanas en invierno,
A ratos mal hablada
La abstemia para ti tormento dominado
de placeres nunca retirada,
gozadora y pocas veces sosegada,
Ni por Nietzche ni Lacan,
dispersa intelectual.

El viento solo azuza el fuego
Como desperdiga besos tu boca
Besos caídos al olvido
Malpreciados, bienhabidos.
Nunca demasiado corto el vestido
Nunca demasiado bueno el partido
Ni ingenieros
Ni canutos
Ni filósofos
Ni artistas
Todos alguna parte suya a ti han vendido
Engañosos comerciantes
De amistades y amoríos,
Sin saber ser ellos los medidos
Por tu rigorosa lanza de Atenea,
rapaz lechuza albina,
de suave porcelana,
Y ojos asesinos.

Ni hombres ni dolores te hacen falta,
Ahí aparecen los amigos
Los cigarros y un buen vino
O algún libro, otro amigo.
Unos y otros,
Pasajeros,
Van igual marcando tu camino,
Como aparece
Tu recuerdo
Junto al río.